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reflexiones

¿Qué es la vida?

Vivir es tomar una decisión.

Ciudad

Ciudad Por Dalva

Hoy he vuelto a encontrarme en ti, como quien vuelve a casa después de la batalla.

Tus calles no me resultan extrañas, ni los pasillos de la facultad, ni esta casa centenaria. El crujir de las maderas en el silencio de la noche, las conversaciones en otros idiomas...

Ni siquiera tus gentes que corren. Vienen y van. Me gusta mirarles a la cara. ¿Por qué no sonríen? Intento encontrar una explicación a sus caras de desesperanza, y pienso en tu historia. Es fácil reconocer tantas cosas. A pesar de todo me resultan familiares, en el fondo todos buscamos lo mismo.

En el jardin de Louxemburgue mientras escribo un señor lleva dos horas observándome. Está sentado frente a mí, al otro lado del estanque. Las hojas verlenianas corren, comienza a hacer fresco; mañana habrá eclipse total.

Podría ser Flaubert, o Verlaine. Se acerca, susurra: “Vous êtes très belle, madmoiselle” y se aleja. Como las hojas secas, como las hojas muertas.

Me pierdo sin miedo en tus distritos, buscando recovecos que no aparezcan en los libros. ¿Qué historias esconden estos muros?

Te contemplo fascinada. Habitas en mi.

A este acordeón siempre de fondo, le arranco sus mejores notas para cantarle al arquitecto de tus nubes, los mejores edificios que te engalanan.

Ensoñación

Ensoñación Por Luz Divina

Silencio. Penumbra. Abro lentamente mis ojos y veo el techo de mi cuarto. Un tenue rayo de luz de la farola de la calle se filtra por la ventana, dibujando puntitos luminosos en las paredes. Hay quietud.

Lentamente deslizo mis manos sobre mi vientre y percibo su abombamiento, la tirantez de la piel. Lo acaricio dulcemente y creo notar una pulsación, un ritmo, una cadencia… como aleteos de mariposa.

Cierro mis ojos y oigo su voz… un susurro, apenas perceptible, que me envuelve y me trae paz, me llena de amor. Y veo su carita pequeña, tan suave… Y sus ojos, tan parecidos a los míos, que me miran confiados, sabiendo que yo estoy aquí, esperándola, deseando que llegue el momento.

¡No tengas miedo! –me dice- ¡Serás una buena madre, has hecho lo correcto!

Y siento sus manitas acariciando mi pelo y mi cara, siento su amor, su necesidad de mí…y me siento plena y feliz.

Abro mis ojos, de nuevo, Despierto de mi ensoñación… Sonrío. Y en lo profundo de mi corazón sé que todo irá bien, que no falta mucho ya…

¡Te espero, hija mía…!

Suena tu voz

Suena tu voz Por Bek

Hoy resuena en el mundo una voz fuerte en su debilidad, imperiosa en su humildad, apasionada en su quietud, emprendedora en su inmovilidad, saludable (o sanadora) en su enfermedad. Luminosa como linterna encendida en la oscuridad de una noche sin luna así es tu voz, que consuela a los tristes, anima a los desalentados, fortalece a débiles e inseguros y a los tímidos que no se atreven a alzar su voz, a esos también; alienta a los inconformistas y a los tenaces, a los que quieren un mundo mejor .

El sonido de esa voz es capaz de unir miles de corazones en torno a un solo Corazón, miles de ideales en un solo ideal. ¿Quién será capaz de ignorarla? Cuando habla esa voz nadie se queda indiferente. Ni los poderosos ante el humilde imperio de quien se sabe heraldo de un gran señor, ni los que yacen en ciénagas putrefactas y se regodean en su propia corrupción dejan de reaccionar ante sus palabras que son para todos una señal.

¿Qué tiene el sonido de tu voz que me hace fuerte en mi debilidad, fiel en mi inseguridad, valiente en mi cobardía? Ese mensaje de optimismo, de quien me dice la verdad; ojalá que nunca los que hemos tenido la dicha de escuchar y acercarse a esa voz tuya vivificadora, nos alejemos de ella y a través de ella lleguemos a vivir una vida digna de ser vivida hasta más allá de los confines de la tierra.

Amor y muerte

Amor y muerte Por Agus

Daba un paseo hacia ninguna parte mientras decía a la mujer de mi vida esas cosas que siempre la enamoran y cada día más. Contemplaba a la vez la ría, pensando que Bilbao no es bonita, pero tiene mar. Y siguiendo el curso de la lógica de la felicidad, pensé también que ojalá la muerte me pille desprevenida, con muchos proyectos cumplidos y muchos por cumplir.

Licor del Bierzo

Licor del Bierzo Por Agus

Desempolvo el sol que brillaba suave en las tardes leonesas de mi infancia, el sol cuyos rayos frenaba la brisa del Norte. Desempolvo los añejos recuerdos, las reliquias que mi memoria emana ahora, recuerdos tiernos como las peras en almíbar que los abuelos conservaban en la bodeguina para sencillo postre en las comidas o las cenas. He vuelto a coger el asa del botijo verde de plástico para llenarlo de agua fresquísima en la fuente del Concejo. Me he visto de niño otra vez, camino a Canales, entre los ladridos de Tobi y las risas de mis hermanos. Perdona porque he vuelto a emborracharme con el licor de la memoria. Perdona que haya vuelto a mis historias ahora que tu ausencia se me hace insoportable.

Me gusta arrimarme a la ventana

Me gusta arrimarme a la ventana Por Elentir

El mundo, las nubes, la gente, las cosas, se suceden como un variopinto carrusel dentro de un escaparate que no tiene más razón de ser que estar ahí para que alguien se detenga a mirarlo un momento. Los seres animados que aparecen en él están mudos, pero en sus rostros, en sus gestos, en sus prisas o en su quietud se adivinan muchas historias. Historias que no empiezan y tampoco acaban, sólo pasan, atraviesan delante mía y me inspiran unos momentos de empatía, para luego desaparecer, tal vez, para no volver a vernos más.

Mi ventana se hizo para eso. Deja también entrar la luz del sol, pero la hicieron para mirar. Es una ventana feliz porque alguien se pregunta cosas junto a ella. Otras ventanas sólo saben filtrar la luz.

El mundo está lleno de ventanas como la mía, y a lo mejor en muchas de ellas hay ojos que miran desde lo alto (o desde abajo), quizá no buscando llenar un rato de hastío, sino intentando responder preguntas que el observador no se atreve a plantear. ¿Cómo me siento? ¿Qué haré? ¿Qué pasará? ¿Por qué...? A lo mejor no hay nadie que mire como yo, y la transparencia de mi ventana esté sola en sus veladas. Es mejor posar la frente en el cristal, y mirar. Me gusta arrimarme a la ventana.

En éstas estamos

En éstas estamos Por Agus

"Jamás la sociedad, esta comunidad global integrada por todo ser humano que puebla la faz de la tierra, cayó en una degradación moral, espiritual e intelectual como la que hoy corroe todos los niveles de un mundo perverso e ingrato. La juventud olvida el respeto, el cariño y la obediencia debidas a sus mayores, y el tiempo que debería estar destinado a cultivar mente y espíritu todo lo desperdician en fomentar el empantanamiento en una vida lleno de vicios y de vacío, mientras sus inocuas carcajadas llenan cada rincón de nuestras ciudades. Desde el mismo seno de la madre hasta la muerte, somos instruidos en el arte de sobrevivir por nosotros mismos, dejando de lado cualquier tipo de solidaridad desinteresada y ciñéndonos a una nueva regla de oro: "cuidate como te gustaría que todo el mundo te cuidase, porque ellos no lo harán". La conciencia de una trascendencia y de un Más Allá poco a poco va desapareciendo, ahogada por el peso de una filosofía hedonista que se aferra al momento presente. Es de imaginar que sólo el derrumbe de esta Humanidad agonizante podrá llevarnos a un nuevo renacer del progreso y de la dignidad del hombre y la mujer."

1.- Conteste a la siguiente pregunta con la respuesta que considere acertada:
El texto pertenece al siglo...
a)VII a.C. b) III a.C. c)I (d.C.) d)IV e)VIII f)XII g)XV h) XVII i)XIX j)XX k)ninguno de los anteriores l)todos los anteriores

El pequeño filósofo de quince años dejó patidifuso a su examinador cuando respondió en hoja aparte: "Desde que el hombre aprendió a escribir, todos los días alguien ha escrito esto o algo en semejantes términos, y no sólo eso, sino que también en los siglos venideros habrá histéricos amantes del ojalá y nostálgicos pesimistas que piensen que son los hombres más desventurados del mundo únicamente porque están en el paro o han discutido con su mujer. Por lo demás, el autor, imagino, será Séneca, Voltaire o el tendero de la panadería que está junto al orfelinato."

¡Ánimo!

¡Ánimo! Por Siacom

Siempre me ha llamado la atención esta palabra. ¡Ánimo!. Me invita a seguir el camino de la Esperanza. Nos deja entrever que la meta es alcanzable, que podemos conseguir lo que nos proponemos. Nos saca de la desorientación que produce la adversidad. Es el empujón que damos a la voluntad para que supere un obstáculo. A veces la necesitamos para continuar. Otras veces sólo la necesitamos para sabernos acompañados en nuestro camino. En un momento u otro, todos necesitamos que nos la digan. No pone de manifiesto nuestra debilidad, pone de manifiesto la confianza que un amigo tiene en que seremos capaces, tendremos fuerza, en superar el abatimiento, tan contrario a la Esperanza. Digámosla a menudo. El aliento que recibimos de los demás nunca se rechaza.

El Milenio de la Esperanza

El Milenio de la Esperanza Por Agus

Desde hace tres siglos los cristianos se han desentendido del mundo de la cultura y el espectáculo, dejándolo mayoritariamente en manos de los enemigos de la religión en general y del mensaje de Cristo en particular. Este culpable abandono se deba seguramente a cierto miedo a la libertad de pensamiento, al peligro de pensar más de la cuenta.

Desde el Concilio Vaticano II dicho enfoque se ha visto espectacularmente alterado. Estamos en los comienzos de una nueva etapa histórica en la que el cristianismo ha de renovar las estructuras humanas, en las que el arte y la cultura tienen un papel preminente, aunque todavía haya mucho necio que piense que lo que mueve el mundo es el dinero (mucho hombre de bien, por otra parte, qué pena). La Providencia ha querido que esta nueva era cristiana comience bajo la mano de un artistazo de la talla de Juan Pablo II, que no cesa de llamarnos a una nueva evangelización en todos los campos y que nos ha abierto las puertas de la Historia, mostrándonos un panorama optimista, poniéndonos de cara ante nuestra responsabilidad de convertir los próximos mil años en el milenio de la Esperanza.

Basta ya del pragmatismo asfixiante de aquellos que cortan las alas a los que sueñan con dedicarse al arte, a la cultura, al espectáculo. Tú, joven (o viejo) soñador, despliega esas alas y ponte a volar. El mundo de hoy no lo van a cambiar los apoltronados, por mucho dinero que tengan en el bolsillo, ni los utilitaristas, por muy cómodos que parezcan vivir. Hacen falta verdaderos intelectuales cultivados, profesionales, alegres (la sonrisa en la boca, ¡siempre!), con una profunda formación doctrinal, con una intensa vida de piedad, con mucha, mucha personalidad, que vayan llenando los areópagos modernos y con su ejemplo y su trabajo empapen la cultura y el arte de verdad y de ética. ¿Cuándo tendremos una horda de directores de cine, pintores, presentadores de televisión, directores de periódico, literatos, actores, guionistas, etc., cuyo trabajo y cuya vida sean una luz para este mundo apagado, que está demasiado cocido en la propia salsa del postmodernismo y busca nuevos horizontes?

¿Cuándo? Eso depende de ti y de mí.

Ausencia

Ausencia Por Elentir

El día adopta una actitud extraña, se ha dado cuenta. Tal vez la niebla no se cierna sobre el interior y puedas ver limpias las aguas tras el cristal. Ximena ha cesado de cantar en mi ventana y ya no suben sus notas a deslizarse hacia el otro lado de las montañas, buscándote. Ese verde profundo sigue vivo en mi memoria y puedo disfrutar sus matices con sólo olvidar mis ojos, y volver bajo los árboles como diminutos puntos en la inmensidad de una cúpula de sombras agujereadas por las estrellas.

Máxima

Por Agus

No cabe el desaliento en la conciencia de que existe una mirada amiga.

Hoy

Hoy Por Agus

Y te levantas una mañana con los cristales del alma pingando de lluvia, el ánimo por los suelos y el sentimiento acorchado como el moflete después de una sesión en el dentista. Quisiera uno rebelarse, pero ya ha comprendido que la única salida recomendable es la aceptación de la realidad. Sólo existe el presente, el tangible hoy, lo ahora. A cuento de qué soñar con paraísos ideales, con status quo de ficción. Todo el mundo tiene sus skeleton en el alma, o en el armario, como decía –como dice- Anna Karenina. El siguiente paso es tomar de la resbaladiza cintura a ese skeleton y marcarse un vals con él. O un tango.